miércoles, 15 de agosto de 2012

Tránsito de Neptuno aspectando al Sol

Encontre de mucha utilidad este texto que esta en el blog de Alejandro Lodi y deseo compartirlo. [URL]http://alejandrolodi.wordpress.com/2012/02/27/acerca-de-neptuno-transitando-al-sol/[/URL] "Charles Chaplin crea un personaje que conmueve al mundo e inscribe en el inconsciente colectivo una version del arquetipo del excluido, de una bondad que no encuentra lugar dentro de las rigidas exigencias de la sociedad humana. Adolf Hitler, que hasta ese momento creia ser un artista, combate en la Primera Guerra Mundial y siente el llamado de la providencia divina para dedicar su vida a salvar a su patria y conducirla a su destino de gloria. Ernesto Guevara se consagra en sacrificio en la selva boliviana, con un grupo de aposteles combatientes, en pos de la revolucion socialista y de una nueva humanidad. Nelson Mandela asume los honores de ser elegido presidente de su pais, convocando a disolver el antagonismo racial cristalizado en la sociedad sudafricana y que el mismo sufriera con decadas de prision. Juan Peron, en el maximo de su popularidad, logra darle al pais que preside una constitucion ajustada a su propia vision que parece contar con un apoyo unanime, sin oposicion. ?Que tienen en comun estos hechos? Todos ellos ocurrieron en momentos en que Neptuno transitaba en aspecto significativo al Sol de las cartas natales de cada una de estas personalidades. En los tiempos de Neptuno ingresando a Piscis, todos aquellos que tengan su Sol en los primeros grados de un signo �en especial de la cruz mutable- estan participando de un muy particular desafio para la conciencia y que poco se repite a lo largo de la vida. Y como toda instancia crucial, el transito de Neptuno al Sol natal combina maravillas y peligros, oportunidades y riesgos. Tratandose del dios de los oceanos y sus profundidades, en estos climas la conciencia individual puede orientarse hacia puertos trascendentes, que expanden su percepcion hacia lo universal, o experimentar angustias de naufragio. En principio, Neptuno al Sol representa un momento de maxima sensibilizacion de la identidad. La imagen de si mismo se torna porosa, permeable a registros sensibles de dimensiones de la realidad que hasta ahora no tenian posibilidad de ser advertidas. La propia expresion individual puede alcanzar una alta resonancia colectiva. Pero esto solo es el �efecto secundario� de un significado aun mas prodigioso: la expansion de la conciencia mas alla de las fronteras de lo individual, la inmersion en la cualidad transpersonal de la existencia que deja en suspenso la capacidad del centro organizador de la percepcion (el yo) para dar cuenta de esa realidad que empieza a revelarse. Este punto es clave. Neptuno al Sol no representa la fatal confusion o perdida del yo, sino un desafio de expansion a partir de disolver los limites conocidos de la identidad. Es la revelacion de una expresion consciente, de un reconocimiento de quien soy, que va mas alla de la imagen historicamente construida y que, por eso mismo, permite entrar en contacto con contenidos del ser hasta ahora inconscientes. Es decir, el transito de Neptuno al Sol no representa una despersonalizacion absoluta o el nefasto determinismo de una psicosis, sino una dilucion de niveles rigidos (o simplemente ya celebrados) de la personalidad para que la conciencia pueda tener asi la oportunidad de responder a niveles del alma. No obstante, por definicion, todo transito de un planeta transpersonal al Sol convoca a una experiencia que no tiene por sentido confirmar al yo ni contribuir a su estructuracion, sino justamente desestructurarlo y desorganizarlo. Y esto implica aceptar que la naturaleza de estos momentos sugiere riesgos de distorsion patologica. En el caso de Neptuno, si la conciencia se mantiene aferrada a la imagen personal que tiene de si misma, esta invitacion a ser sensibles a dimensiones de la realidad trascendentes (veladas a nuestra percepcion habitual y que ahora parecen transparentarse) sera significada como la amenaza de un quebranto de todo sentido de realidad. De este modo, este tiempo de disolucion de la sensacion de importancia personal, de perdida de la identificacion exclusiva con el yo personal, de sensibilizacion de las fronteras rigidas de la personalidad, paradojicamente, termina redundando en una sacralizacion de tales rigideces, en una elevacion a virtud espiritual de las cristalizaciones mas egoicas y en el otorgamiento de misiones epicas al pequeno yo. La oportunidad de difuminar niveles de identidad ya agotados, para asi fundir a la conciencia en cualidades mas vastas del ser, se frustra generando una distorsionante inflacion del ego personal, que intentara apropiarse entonces de las potencialidades transpersonales del momento. Esa [I]pulsion de trascendencia[/I] que invita a ir �mas alla de Saturno� queda capturada dentro de las fronteras que el ego reconoce seguras. Pero, de todas maneras, esa cualidad que pugna hacia lo transpersonal buscara expresarse y lo hara ahora en formas que necesariamente, a consecuencia de aquella represion, rondaran el riesgo de desequilibrio psiquico: delirio mistico, fantasia mesianica, paranoia alucinatoria, etc. Ese desequilibrio no es propio de la cualidad neptuniana, sino su patologica manifestacion cuando se ve confinada a actuar dentro de los limites que le marca las necesidades del yo y el temor a su propia trascendencia. Cuando prima el miedo y la necesidad controladora del ego ante aquello que lo invita a entregarse al misterio, la sensibilidad perceptiva incrementada por el efecto Neptuno se descarga entonces en hechizos, encantamientos y fabulaciones que tienen siempre al yo personal como protagonista autorreferente. El potencial de la conciencia de apertura a lo universal se malogra en la fascinacion de �ser yo mismo el universo�. El transito de Neptuno al Sol deriva asi en un momento de confusion de la identidad como consecuencia, no de su cualidad vibratoria, sino de la traduccion que hace de ella la conciencia que pone de manifiesto el narcisista intento de controlar la potencialidad de expansion amorosa. Asi, ante la emergencia de una experiencia cumbre que proponga abrir el corazon a toda manifestacion de la vida, el yo demandante de afecto personal confirmatorio de si mismo de inmediato la significara como la evidencia de �un universo que me ama a mi�. Los climas neptunianos operando sobre el Sol exponen el volumen de nuestro miedo psicologico a perder el borde de nuestra personalidad. Y la reaccion mas comun (e inconsciente) sera la de una contraccion de la conciencia en una forma de identidad personal -definida con trazos gruesos- como garantia de �sentir un yo�. Esto habilita la encantadora pesadilla de la encarnacion arquetipica: dar vida a un arquetipo, tomar vitalidad de uno de esos programas psiquicos contenidos en el inconsciente colectivo de la humanidad. El hechizo arquetipico ofrece una muy convincente (y por eso irresistible) sensacion de identidad. Encarnar un arquetipo aporta la sensacion de ser alguien bien definido, importante y trascendente, que pone fin al incomodo sentimiento de licuacion de la personalidad, de confusion respecto a quien se es, que trae consigo el embriagante Neptuno. No obstante, como siempre parece ocurrir, cuanto mas creemos estar escapando de lo temido, mas nos aproximamos a ello: es esa misma vivencia arquetipica la que resulta una alucinacion, un extravio para la conciencia, el dulce encantamiento de un canto de sirenas que conduce fatalmente a la tragedia. La extraordinaria vida que cree estar viviendo la persona gracias a haber adoptado la investidura de un especifico arquetipo, en verdad, es la vida de ese arquetipo. Es el arquetipo el que toma la vida de la persona y no al reves. Es el relato del arquetipo el que esta siendo desarrollado (como ya lo fuera tantas veces en la historia de la humanidad) tomando la vitalidad de aquella angustiada conciencia. Sin darse cuenta de ello, la conciencia individual traba con los arquetipos del inconsciente colectivo un oscuro pacto del que nunca resultara favorecida. Es por eso que discernir entre la [I]vitalidad del alma[/I] (creativa y por eso incierta e insegura) y la [I]vitalidad de la p ersonalidad arquetipica[/I] (repetitiva y por eso tranquilizadora y segura) es uno de los sentidos claves de un transito de Neptuno al Sol, un desafio que requiere poner en juego todo nuestro coraje espiritual, porque cualquier variable creativa implicara estar dispuesto a afrontar alguna forma de trasgresion de la pauta arquetipica. No es menor el valor necesario para poner en juego el conjuro de aquel encantamiento: tomar en cuenta la mirada del otro para romper la fascinacion del campo de distorsion de la realidad en el que la conciencia se encuentra atrapada, para desencantar esa burbuja autogratificante en la cual la realidad es tal como mis necesidades afectivas personales la configuran. Atender al mundo vincular es la clave para responder a la expansion de sensibilidad neptuniana minimizando los riesgos de tergiversacion narcisista. El limite y frustracion que aporta el contacto con el otro es la medida del delirio, la paranoia y la egolatria de la propia posicion. Sin embargo, durante un transito de Neptuno al Sol, el miedo al desvanecimiento de la identidad habitualmente promueve una reaccion de repliegue en las funciones planetarias que dan una sensacion de ser �un yo discriminado, autosuficiente, que sabe lo que quiere�, refractaria, por lo tanto, al encuentro vincular que no resulte confirmatorio de esa propia imagen. Estas funciones estan vinculadas con la definicion de bordes personales inexorables: la decidida accion de Marte, la precisa discriminacion de Mercurio y la firme determinacion de la realidad de Saturno. En esa retraccion, tales funciones se expresan disociadas de aquellas que le resultan naturalmente complementarias. Y esa disociacion da inicio a la pesadilla de la polarizacion. Polarizacion es disociacion y, por lo tanto, la frustracion de la creatividad complementaria. En ese ejercicio distorsionado, Mercurio se manifiesta generando interpretaciones delirantes, superficiales o fragmentarias, disociado de su complemento jupiteriano de sentido, trascendencia y sintesis. Marte muestra una susceptibilidad irritada y beligerante, traducida en todo tipo de alucinaciones persecutorias, disociado de la capacidad venusina de armonizar con la diferencia del otro y de abrirse a la dinamica del encuentro complementario. Saturno aparece como un sentido de realidad tan fascinante y magico como inflexible y rigido, disociado del talento lunar de ser sensible a las necesidades de otros y de entrar en contacto emocional con la realidad. [I]Pelear[/I], [I]relatar[/I] y [I]juzgar[/I] es vivido como el mas efectivo antidoto a la amenaza de confusion y perdida de sentido de identidad personal. En esa conducta la personalidad siente ponerse efectivamente a resguardo de lo que, en verdad, es una convocatoria de su alma, no la accion de enemigos. La accion del alma es vivida como una amenaza de perdida de lo que es propio, como un intento de ser robado de preciadas pertenencias. Las fantasias acerca de si mismo, la exacerbacion de la mirada autorreferencial de la realidad, una vision mesianica acerca del valor individual, y cierto culto a la propia personalidad pueden ser algunas de las expresiones de la funcion solar distorsionada en su reaccion al clima de Neptuno en transito. Lo que este transito sugiere -la sensibilizacion expandida respecto al misterio de la identidad y a la percepcion de ordenes mas profundos y vibratorios en los que la sensacion de ser un individuo puede desarrollarse- puede implicar para la conciencia un tiempo propicio para agotar dimensiones arquetipicas (ya repetidas hasta el hartazgo y pasar asi a otras mas sutiles) como tambien para quedar atrapada patologicamente en ellas. La posicion del Sol por signo, casa o aspecto en la carta natal aporta alguna clave acerca de la naturaleza y caracter de los arquetipos que ejerzan atraccion durante un transito de Neptuno, ya sea para ser consumados o para cautivar a la conciencia. Por ejemplo, si se trata de una carta con Sol en Piscis, con Sol en casa XII o Sol en aspecto con Neptuno, la conciencia resulta particularmente susceptible a los arquetipos de heroe, salvador, chivo expiatorio, victima sacrificial, martir, misionero o inquisidor entre tantos otros. Mas alla de las trampas arquetipicas, los tiempos de Neptuno al Sol representan una exquisita oportunidad para responder a transparencias del alma, un portal a lo sagrado en nosotros, a la correspondencia de nuestra conciencia con los sonidos de las energias que nos entraman, en la medida que se confia en la perdida de discriminacion racional respecto a quien se es. No son tiempos para estar definitivamente seguro de la propia identidad conocida, sino para asistir con conciencia a la emergencia de dimensiones desconocidas de lo que soy y que exigiran desalojar la imagen que se tiene de si mismo. La renuncia consciente a esa atesorada imagen -cargada de memoria afectiva- no excluye un nitido y legitimo sentimiento de melancolia, de despedida. Es la complejidad emocional inherente al delicado y trascendental desafio de aceptar la disolucion y entregarse a la impregnacion del misterio, de hacer contacto con una sensibilidad amplificada hacia lo universal sin cerrarla en interpre taciones racionales o decisiones voluntaristas por miedo al desborde personal y a la perdida de la representacion de si mismo afectivizada. Es tiempo de descubrir resonancias con dimensiones que van mas alla de lo que creo ser o de lo que estoy habituado a creer que soy, de responder al impulso que nos convoca a la trascendencia de la conciencia, mas alla (no en contra) del mundo personal. En lo concreto, este contacto con el misterio del ser implicara de alguna manera resignar, renunciar o retirarse de deseos del yo. Que se revele la capacidad para ser sensibles al mundo de la imagen y de los espejismos supone la disposicion a agotar un proceso de la identidad personal, de que los bordes de la personalidad en la que se ha desarrollado conciencia se tornen porosos y se disuelvan en la sorprendente revelacion de una nueva dimension del misterio de lo que soy. Son tiempos para agotar los suenos del yo, ya sea celebrandolos o resignandolos. Tiempos de despedirse de propositos personales para permitir que afloren [I]propositos del alma[/I], de renunciar a �lo que deseo ser� para ser sensibles a lo que el destino revela en nosotros como intencion, mas alla de �lo que quiero de mi�. Neptuno en transito al Sol indica que ya es momento oportuno para que la conciencia se brinde en servicio a lo universal, antes que a la satisfaccion de un yo personal exitoso. Son tiempo s en los que el alma necesita ser reconocida, antes que el yo confirmado. Por ultimo, Neptuno puede despertar en la conciencia la sensibilidad perceptiva necesaria para registrar la presion psiquica que ejerce una comunidad a encarnar determinado arquetipo funcional a expectativas personales, familiares o colectivas. Los tiempos de Neptuno al Sol pueden tender la trampa de vivir inconscientemente el arquetipo confundiendolo con lo que en verdad soy. Pero tambien pueden ofrecer la oportunidad para desencantar esas expectativas, despojando a la conciencia de esa investidura arquetipica, dulcemente fascinante y fatalmente asfixiante. Momentos cruciales que dan la posibilidad de diferenciarse conscientemente de esos arquetipos percibiendo su atractivo y condicionante hechizo. Encarnar arquetipos puede constituir un servicio a deseos colectivos inconscientes, pero que siempre representaran una captura, un condicionamiento para la libre expansion de la conciencia hacia niveles de creatividad. El inconsciente colectivo hace presion para que el individuo represente anhelos de la comunidad. Y en esa exitosa expresion arquetipica del individuo se refuerza aun mas aquel deseo del colectivo y su condicionamiento en conciencias individuales futuras. En casos extremos la conciencia individual se psicotiza y contribuye a reforzar la psicosis colectiva. Ese es el valor universal de testimonios como el fenomeno de Hitler y el nazismo en Alemania en la decada del �30. En este sentido, en tiempos de Neptuno en transito a su Sol, un individuo puede recibir altos reconocimientos y honores de parte de la comunidad a la que pertenece. Pero es crucial sostener la perspectiva transpersonal de esos eventos y significar tales distinciones como la experiencia que permite agotar una dimension de anhelos de la personalidad individual en sintonia con los de esa comunidad. Es disponerse conscientemente a celebrar el logro de algo muy deseado durante mucho tiempo �para darme cuenta que no soy eso�. Es una desilusion para el nivel personal y un portal de resonancia con niveles transpersonales del ser que colabora con desilusiones colectivas que redunden en saltos de madurez para la sociedad. Esos reconocimientos y honores no son un beneficio personal, ni siquiera estan dirigidos a la persona, sino a lo que esta representa simbolicamente para la comunidad. En definitiva, el clima de los momentos de Neptuno transitando al Sol pueden resultar propicios para que la conciencia se fascine con un arquetipo, disfrute de su efecto magico, padezca su ilusion, o tambien para defraudar deliberadamente ese encanto y asi permitir una respuesta creativa, que no repita el programa arquetipico, tanto a escala individual como colectiva." [URL="http://alejandrolodi.files.wordpress.com/2012/02/mar-06.jpg"][/URL]

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